Declaración institucional del Pleno del Ayuntamiento de Arguedas de apoyo a la caza

Declaracion-Caza-Arguedas-2019


El Pleno del Ayuntamiento de Arguedas, en su reunión del 29 de octubre de 2019, y por unanimidad tomo los siguientes ACUERDOS:

1.- Declarar que la caza es una actividad con profundas raíces sociales, culturales, deportivos y económicas en Navarra que merece y debe ser apoyada, protegida y fomentada por los representantes públicos navarros debido a su contribución a la conservación de la biodiversidad y al desarrollo socioeconómico del mundo rural navarro.

 2.- Esta Corporación Municipal se compromete a apoyar la Caza, así como a instar a los gobiernos Autonómico y Estatal a apoyar las actividades como motores de desarrollo socioeconómico del mundo rural y herramientas de conservación medioambiental.

 3.- Dar traslado de esta declaración institucional a la Federación Navarra de Caza, para su conocimiento y efectos oportunos.

 

EXPOSICIÓN DE MOTIVOS

La caza es mucho más que un deporte o una simple afición que se desarrolla al aire libre, es una actividad que en nuestra región practican más de 25.000 navarros@ de todos los estratos sociales y que contribuye de manera efectiva a la conservación de la biodiversidad, al desarrollo económico del mundo rural y a su vertebración social, en una comunidad foral especialmente significada por un municipalismo diverso y muy diseminado.

Según el primer informe Impacto Económico y Social de la Caza en España, elaborado por Deloitte para la Fundación Artemisan, el gasto fraccionado (efecto económico directo, indirecto e inducido) de la actividad cinegética en España es de más 6.475 millones de euros al año y crea 187.000 puestos de trabajo. Asimismo, el gasto directo de la actividad cinegética supera los 5.470 millones de euros, de tal forma que la caza representa el 0,3% del PIB. Esto equivale al 13% del sector agrícola, ganadero y pesquero, al 4% del sector de la construcción o al 9% del sector financiero.

En cuanto a la contribución a las arcas públicas, este informe descubre que la caza aporta 614 millones de euros a las arcas públicas, de los cuales el 33% son aportados directamente en concepto de tasas e impuestos para cazadores. De igual forma, el citado informe concluye que los cazadores «invierten en torno a 300 millones de euros en actuaciones de conservación de la naturaleza, además, de mas de más de 230 millones destinadas a repoblaciones y otras inversiones de conservación medioambiental, y 54 millones al mantenimiento de accesos, pantanos, podas, mejoras del monte y cortafuegos, entre otros.

En Navarra y según los últimos datos aportados por la Consejería de Medio Ambiente, el terreno cinegético alcanza algo más de 10.000 Kilómetros cuadrados. Esto significa que el 95 % de la superficie de nuestra Comunidad Autónoma está destinada, entre otros aprovechamientos, a la actividad cinegética. La caza en Navarra genera empleo y riqueza, seguro, estable y permanente.

Junto a la importancia económica, la caza se configura como una herramienta vital para la conservación de la biodiversidad y los ecosistemas favoreciendo el control poblacional de especies que provocan daños a la masa forestal y la agricultura ó ejerciendo vigilancia directa ante la propagación de enfermedades como la Gripe Aviar, la Mixomatosis de la liebre, la Sarna Sarcóptica, la tuberculosis o la Peste Porcina Africana en el jabalí, esta última en clara prevalencia en gran parte de Europa y con alto riesgo de entrar en la Península.

En este sentido, conviene no olvidar que la caza contribuye de manera decisiva a la protección de otros bienes jurídicos dignos de protección. Es un hecho que el control poblacional de la caza mayor y del conejo es la única defensa eficaz contra los daños a la agricultura, en un territorio donde la superpoblación de jabalí y sobre todo de conejo es un serio problema para el futuro de las economías rurales. Pero no solo eso, también para las infraestructuras públicas viarias y ferroviarias, donde las tunelaciones y la fragilidad de los taludes pone en serio peligro la seguridad de la circulación de personas. Pero, además, estos controles ayudan también a paliar los daños a la ganadería por la competencia de pastos con la caza mayor, el peligro de trasmisión de epizootias y zoonosis en el ser humano, la endogamia genética en especies, y también de manera capital en la disminución de accidentes de tráfico provocados por invasión de especies cinegéticas en la calzada, y que solo en 2017, según datos de la propia DGT, ascendían en todo el Estado a la cifra de 10.352 para la especie jabalí.

Por lo demás, lejos de terminar cuando finalizan los períodos hábiles, la caza es sólo una parte de las labores de gestión que los cazadores desarrollan durante todo el año en los montes y ecosistemas que configuran sus aprovechamientos. Esta premisa básica para todo cazador se materializa con la participación del colectivo cinegético navarro en programas de conservación como mejora del hábitat, caminos y montes, vigilancia contra incendios, colaboración con sanidad, análisis y control de enfermedades, o en el Proyecto Agro hábitat, impulsado para recuperar la Perdiz Roja y las aves esteparias buscando una mayor conciliación entre agricultura y conservación.

Sin embargo, el factor determinante de la caza es el carácter social de una actividad que se transmite como cultura y tradición propia de las zonas más rurales de Navarra y que en nuestra comunidad practican como se ha dicho más de 25.000 navarros@ de todas las capas sociales que encuentra en este modo de vida un nexo de unión. No en vano, la caza es, para multitud de aficionados, el motivo para volver a su entorno rural o pueblo de origen.

Alejada de los prejuicios y la visión elitista, la actividad cinegética genera un movimiento asociativo cuyo principal representante es la Federación Navarra de Caza, organismo que cuenta con 339 asociaciones y clubes de caza ubicados en la práctica totalidad de los municipios navarros y que titularizan los montes públicos y/o privados de su entorno en los que, además de practicar la caza, llevan a cabo las labores de gestión y conservación mencionadas.

Los datos anteriores muestran que la caza en Navarra es una actividad fuertemente arraigada que contribuye de manera efectiva a la conservación del medio natural y al desarrollo económico del mundo rural navarro,en especial, de las comarcas más deprimidas, constituyendo, de esta forma, un elemento esencial de vertebración social y para la conservación del medio ambiente navarro.

A pesar de esta relevancia social, medioambiental y económica, la caza está siendo objeto de numerosos ataques y críticas destructivas por parte de asociaciones ecologistas, animalistas y determinados colectivos que persiguen la prohibición de esta actividad, circunstancia que acarrearía graves perjuicios económicos, sociales y medioambientales como se ha expuesto”.