Riojano de nacimiento, pero navarro de corazón, Fernando Mendoza Rodríguez ha iniciado su sexto año en la alcaldía del Ayuntamiento de Arguedas con las mismas ganas e ilusión que tuvo cuando tomó las riendas en 2011. Llegó hace 20 años a nuestro pueblo y siempre agradece a todos los vecinos el recibimiento que le tributaron y que continúa. No se cansa de afirmar que aquí es feliz y saca tiempo de donde no lo hay para atender la alcaldía, el trabajo en Pamplona y a la familia, “esta última es la que más paga mis ausencias”, asegura.
“La vida de un alcalde y su corporación es muy gratificante, pero también muy exigente” “No soy presidencialista y me gusta delegar, dar campo de acción y responsabilidad a todos los concejales”
Fernando Mendoza afirma que “los mandatos tienen que estar limitados; no es bueno estar muchos años en un cargo público”
-¿Qué me dice de este primer año en la segunda legislatura?
-Es distinto. En la primera legislatura nuestra principal misión fue controlar todo el programa electoral sin cometer errores. Logramos reducir en cuatro años el control de gasto. Además, nuestro programa se pudo cumplir gracias al esfuerzo de todos los concejales, asociaciones y vecinos, y con trabajos de la brigada. Esto nos ha permitido en esta segunda legislatura tener una mejoría económica para asumir retos más importantes como son la renovación de redes y saneamiento de las calles del Casco Antiguo de la localidad, así como concretar cosas en las que veníamos trabajando.
-¿El ascensor en la casa consistorial llegará pronto?
-Es un proyecto de accesibilidad que hay que acometer a corto plazo. Si no se ha realizado esta obra es porque las calles tenían preferencia y no había que desaprovechar la subvención del Gobierno de Navarra. Pero la obra del ascensor en la casa consistorial está proyectada y a su vez llevaremos a cabo algunas mejoras en el interior del edificio. La última gran obra data de los años 80 y queremos mejorar la calidad de los servicios en las instalaciones.
-¿Desgasta la alcaldía tras cinco años?
-Creo que los mandatos tienen que estar limitados. Yo sería partidario, incluso oficialmente, que se limitasen. No es bueno estar muchos años en un cargo público y el cambio es bueno para esas personas y para otras que lleguen con iniciativas nuevas. La vida de un alcalde y su corporación en sí es muy gratificante, pero también muy exigente. Es una relación muy directa con la gente, y para mí es de las cosas mejores que me han pasado en la vida, pero es un trabajo de 24 horas los 365 días del año. En cualquier momento puede suceder algo, bueno o malo, y hay que estar en guardia. La ilusión la seguimos teniendo en el equipo, seguimos promoviendo proyectos, con ganas de hacer cosas, de escuchar y atender, y toda esta legislatura pretendemos seguir en este nivel de auto exigencia sin dormirnos en los laureles.
-¿Se apoya en sus compañeros?
-No soy presidencialista ni quiero serlo. En este equipo, en todas sus áreas, me gusta delegar, que se hagan los demás con su parte responsable. Si cabe, en esta segunda legislatura he dado más campo de acción a todos los concejales con responsabilidades. Que cada uno en su área sea libre, sea decidido a la hora de tomar iniciativas propias y desarrollarlas. Estoy muy contento con mi equipo y con el trabajo y labor de la oposición.
-¿La oposición, UPN, coopera?
-En un pleno lo comentamos que es importante trabajar por el pueblo. La transparencia es fundamental, es lo que hay, lo que tenemos, y no se oculta nada a nadie. Hasta ahora la mayoría, si no la totalidad de los proyectos, los hemos estado sacando adelante por unanimidad y eso es lo que me parece muy bien. Ojalá que en otros ámbitos de la política hubiera esta capacidad de unirnos, de asumir que tenemos una mayoría importante y en este momento nos toca gobernar lo mejor posible; y en otros estará la labor de oposición pero es fundamental acompañar al gobierno en lo que consideran básico y primordial por el bien común. En un pueblo pequeño lo estamos consiguiendo, pero, repito, ojalá lo fuera también en otros ámbitos políticos.
-¿Cómo se encuentran las arcas municipales?
-Las costuras aguantan bastante bien. En los cuatro primeros años hemos conseguido un importante ahorro, controlando eficazmente el gasto y generando remanente de tesorería. Con una inversión muy por encima de lo que se ve en otros municipios. La totalidad de la obra de la plaza del General Clemente se ha pagado con el dinero del pueblo: 160.000 euros con IVA. En 2011, cuando entramos a gobernar el Ayuntamiento, la deuda se situaba en torno a 964.000 euros. A final del año pasado se estableció en 319.573,46 euros (Deuda a 31.12.2015). Un Ayuntamiento es una institución que debe gastar para dar los mejores servicios a sus vecinos, pero también hay que hacerlo con cabeza y sin derrochar más de lo que se tiene. Nosotros fuimos conscientes de que para meternos en inversiones como la de las calles, primero había que apretarse el cinturón para después pedir una subvención y que el banco te la pudiera dar y nosotros la pudiéramos afrontar y no ahogarnos. La parte económica nos gusta llevarla bien y no cometer locuras, que no son buenas.
-Ya tenemos las fiestas encima…
-Cuando llegan las fiestas, los concejales y la propia Comisión de Festejos son los que llevan la programación adelante. Antes me implicaba más, pero ahora trato de disfrutarlas al máximo. Pero la responsabilidad como alcalde ahí está, y no aprende uno a quitar los nervios. Cada año que pasa veo más peligro en cada lugar aunque no lo vean los vecinos y cuando se acaban sin problemas me quedo más tranquilo y respiro. El tema taurino en general tiene su gran riesgo y los últimos años hemos tenido fiestas con incidentes que gracias a Dios no fueron graves, pero pudieron serlo. Yo pensaba el primer año que todo funcionaba por automatismos, pero cada año es diferente. Pero intento pasarlas lo mejor posible.
-¿Cómo puede compaginar trabajo, familia y alcaldía?
-Es difícil. Además no he renunciado a mi vida profesional, pero quien igual más sufre esta vocación o pasión por Arguedas es la familia. Son muchas reuniones, plena dedicación y se lo quitas a la familia porque al trabajo no se lo puedes quitar. Soy una persona que estoy muy agradecido a un pueblo que me acogió como vecino hace 20 años, cuando me instalé en Arguedas con mi mujer arguedana, y quien iba a esperar que ahora iba a ser el alcalde de todos sus vecinos y vecinas. Lo digo orgulloso y agradecido de esta confianza, y convencido que cuando pase va a quedar lo bueno y el regusto de haber intentado hacer las cosas bien. Lo malo hay que tomarlo con relatividad.
–¿Cómo se porta el Gobierno de Navarra con Arguedas?
-A Arguedas por ahora no nos ha ido mal. Con la subvención del 70% para la rehabilitación integral de la parte vieja. Tengo mi opinión personal, que cada uno miramos por el interés particular. Pamplona acumula más de la mitad de la población de Navarra y tiene unos intereses muy claros. La Ribera igual tenía que aprender de ese ejemplo. Pelear por sus intereses no de forma individual, pueblo a pueblo, sino hacer una labor conjunta porque somos más de 100.000 personas. Nuestro líder natural debe ser Tudela, pero siempre agrupados y mirando el interés para toda la comarca ribera. Esto es fácil de decir, pero por lo visto no es fácil ponerlo en marcha. Pero no pierdo la esperanza. Los primeros pasos hay que darlos ya, porque en caso contrario otros nos llevarán ventaja y se adelantarán a solicitar esas subvenciones. En lo demás, hay que tener claras las ideas, cuáles son nuestras peticiones y no dejarnos sino ir a más. Es el camino a seguir. Lamentarse no aporta, por desgracia, buen resultado. Hay que tener claro lo que queremos, buscar la estrategia adecuada, y la unidad para conseguirla.